Erudito español. Fue uno de los espíritus más universales de su tiempo, exponente del racionalismo ilustrado. Ingresó en la orden benedictina en San Julián de Samos (1688) y se doctoró en el convento de San Vicente de Oviedo, del que fue abad (1721-1729). Fue maestre general de su orden y Fernando VI le nombró miembro del Consejo de Castilla. A partir de 1726 inició la publicación de sus dos grandes obras enciclopédicas:Cartas eruditas y curiosas (cinco volúmenes (1742-1760) y Teatro crítico universal (nueve volúmenes; 1726-1740: Fábula de Las Batuecas y países imaginarios: Tomo Cuarto, discurso décimo, 1730, pág. 261-292). Sus escritos, que tratan de los temas más dispares y recogen y comentan toda novedad científica y técnica, motivaron críticas y defensas que conmovieron el mundo cultural español. El propio autor escribió dos autodefensas, tras lo cual el rey prohibió en una pragmática que sus obras fuesen impugnadas. Llegó a ser conocido en toda Europa. Literariamente, fue un defensor del teatro clásico español contra el neoclasicismo y un teórico del prerromanticismo. El espíritu crítico y racionalista de Fray Benito Jerónimo Feijoo abrió las puertas al pensamiento ilustrado en España.