Crotóntilo; seudónimo de José González Castro (Fermoselle 1862 ?- Béjar 1923). Médico y publicista, fue asiduo colaborador de los periódicos salmantinos más importantes del momento (El Adelanto, El Castellano, El Lábaro), y en menor medida de algunos rotativos cacereños (El Noticiero, La Aurora), para los que actuó comouna especie de “redactor médico”, atento a los asuntos que interesaban a la salud pública, tanto como a las cuestiones de actualidad regional, o a otras de naturaleza puramente literaria. Formado en la Facultad de Medicina de Salamanca, obtuvo su licenciatura al inicio de los años noventa y aunque estaba dotado de amplias inquietudes intelectuales optó por la medicina rural movido por su vocación de servicio hacia los menos favorecidos y su declarada preferencia por la vida sencilla y retirada en el campo. Ejerció en pequeñas poblaciones del norte de la provincia de Cáceres: Abadía, Guijo de Santa Bárbara, o Mirabel. Lo que terminó por decidir su fuerte arraigo en el medio social y cultural extremeño; si bien nunca perdió contacto, ni con la Universidad, ni con la vida cultural salmantina conocedora, a la sombra de Unamuno, de un cierto renacimiento durante el cambio de siglo. Su voluntario enclaustramiento en el agro no le impidió atender a sus intereses científicos o a sus preocupaciones sociales. De los primeros queda, entre otros informes y memorias, un Estudio clínico de la epidemia de fiebre tifoidea en Guijo de Santa Bárbara que le premió la Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona en 1901. De su ideario como hombre y como literato dio buena cuenta en los numerosos artículos que dedicó al poeta Gabriel y Galán, con el que compartió años de amistad y las mismas convicciones tradicionalistas. En agosto de 1903 publicó en la Revista de Extremadura el artículo Las Jurdes: una solución que se impone en el que defendía la necesidad de “despoblar por completo” la zonas más míseras de aquel país. Con el tiempo decidiría integrarse en una “sociedad” que gestionara su mejora; se posicionó a favor de la “unidad de acción” que defendían las Ligas Católicas de acción social y junto al Obispo Jarrín y a Polo Benito fue uno de los principales impulsores del Congreso Hurdanófilo. De hecho, a el se debió la idea de su celebración.