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 Personalidades

Pérez-Cardenal Olivera, Andrés (Zamora, - Salamanca 1942). Empresario y Publicista. Miembro relevante de la sociedad salmantina, perteneció al grupo de influyentes personalidades vinculadas durante el primer tercio del pasado siglo a la prensa local y, en particular, al diario político conservador El Adelanto. Fue subdirector de la Compañía de Seguros La Unión y el Fénix Español, presidente de la Cámara de Comercio y a partir de 1911 Comisario regio y representante en la provincia (durante el Directorio), del Patronato Nacional de Turismo. Desde esas responsabilidades participó en muy diversas iniciativas a favor del desarrollo y la promoción de Salamanca. Tras la proclamación de la República dimitió de todos sus cargos y ya en los años oscuros de la Guerra Civil se sumó al golpe militar franquista y fue, primero, Vicepresidente (como tal asistió al entierro de Unamuno), y luego Presidente de la Diputación Provincial entre 1937 y 1939. Había iniciado su larga peripecia como hombre público hacia 1892, en El Criterio, diario católico salmantino; y en 1897 había trasladado su actividad a Bilbao, en donde abrió una imprenta-editorial y colaboró con el periódico carlista El Basco. De regreso en la ciudad del Tormes, ocupó hacia 1904 un primer empleo como administrador de la aseguradora bilbaína La Polar. Hacía 1908 pasó a formar parte de la Congregación de Jesús Nazareno y de la recién creada Sociedad de Fomento; enclaves emblemáticos y de afirmación ideológica con una activa influencia sobre los centros de decisión política y económica de la ciudad. Inició por entonces una modesta labor como articulista y escritor. Publicó un primer libro de cuentos Oro y Barro; y otros que contribuyeron en las primeras décadas del pasado siglo a fomentar en su zona el acercamiento a la naturaleza y la montaña y la actividad turística. Como Alpinismo castellano (1914), que cierra un epílogo de Unamuno y contiene planos y fotograbados de Gredos, Béjar, la Peña de Francia, el “misterioso y poético retiro de Batuecas” y las “abruptas y desiertas barrancas hurdanas”.  O como el titulado Sierras y campos salamanquinos. El rey en las Urdes, una especie de relato áulico del viaje que en 1922 hizo el soberano a la comarca. /A.F.D.

 

 

Más información en la red: artículo en prensa de la época

 

 

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