Las Hurdes Centro de Documentación

 

 Personalidades

Trigo y Sánchez Mora, Felipe (Villanueva de la Serena, 1864 – Madrid, 1916). Médico y Escritor. Estudió el bachillerato en Badajoz y la carrera de Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid, en la que se licenció en 1887. Empezó a ejercer en Trujillanos y Valverde de Mérida, de donde pasó, tras ingresar en el Cuerpo Médico Militar, primero a Sevilla y luego a Trubia, antes de embarcarse como voluntario a Filipinas. De su misión en ultramar regresó después de haber sido gravemente herido en la acción de Fuerte Victoria y una vez en Madrid participó en una campaña de prensa contra los errores de la política colonial cuyo impacto en la opinión pública le dio una notable popularidad. Fue por entonces cuando cristalizó su vocación literaria, que por algún tiempo todavía debió hacer compatible con su profesión. De regreso en Extremadura a principios de siglo, escribió en la región algunas de sus principales novelas, como Las Ingenuas (1901), y La Sed de Amar (1902), y mantuvo una efímera, pero muy significativa relación con los medios locales antes de volver definitivamente a Madrid en 1905. A partir de entonces y respaldado casi siempre por el éxito editorial desarrolló una brillante carrera literaria que coincidió con la encrucijada del cambio de siglo y convivió con el naturalismo, la generación del 98 y la literatura modernista. Desde el punto de vista de la cultura local, su constante denuncia del caciquismo, la ignorancia, la apatía y la corrupción en el campo extremeño le convirtieron en la contrafigura del modelo regionalista encarnado en escritores como Gabriel y Galán, o Reyes Huertas. El mismo recusó la poesía de Galán como “sedante social”. Un ejemplo temprano de esa discrepancia, especialmente significativo porque en él daba un enfoque bien distinto al tema tan sensible de las Hurdes, fue el ensayo La paciencia de los miserables, que publicó en el número 9 de la revista Juventud en marzo de 1902. El escritor extremeño se interrogaba en aquel texto sobre si, entre los más pobres, entre los despojados de todo, como ocurría a los hurdanos, la resignación “de los que no protestan” se debía a la autoridad de la doctrina o del ideal religioso; o sobre si ese consuelo “célico” podría ser algún día reemplazado por el nuevo ideario de la fe positivista. Distanciándose de uno y otro extremo, su autor reclamaba en aquel impreso la autoridad de Zola y la fuerza crítica del naturalismo para profundizar en el conocimiento de una realidad que (a diferencia de las distintas idealizaciones del mundo rural), no podía desconocer, ni su fondo más oscuro, ni lo adverso del medio que determinaba su atraso. /A.F.D.

 

 

Más información en la red: Muelas Herráiz, Martín

http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-obra-narrativa-de-felipe-trigo--0/

 

 

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