Chevalier, Jacques (Cerilly 1882-1962). Hispanista y Filósofo. Profesor en París y Lyon y luego decano de la Universidad de Grenoble, fue ministro de Educación en el gobierno de Vichy y hombre de confianza de Pétain. Inició su trayectoria profesional significándose como discípulo de Henri Bergson, cuyo poderoso ascendiente (sin dejar de irritar a la escolástica católica), devolvió credibilidad a la llamada “philosophie de l’esprit” e influyó de manera decisiva en las nuevas corrientes del pensamiento cristiano moderno, en las que militó y desde las que derivó hacia posiciones consideradas “ultraconservadoras” por su adhesión al gobierno colaboracionista. Amigo de Maurice Legendre, con el que se inició en el periodismo de orientación cristiana y con el que publicó Le Catholicisme et la societé (París,1907), visitó en su compañía la Peña de Francia en 1909 y 1911. Atraídos los dos por el valor simbólico del templo que corona su cima y une a españoles y franceses en la misma devoción. Unamuno (con el que mantenían contacto desde antes), les acompañó al menos la segunda vez hasta el santuario cuyos orígenes se remontan a las guerras de reconquista y se asocian al peregrino francés Simón Roland. Poco después, en el verano de 1913, los tres decidieron emprender un viaje a las Hurdes que divulgaron en artículos y conferencias y pronto se hizo célebre. Como el propio Legendre relató, su aproximación -y la de Chevalier- a la figura del rector de Salamanca se había producido a través del Idearium Español de Ganivet, donde se reconocía la importancia del cristianismo en la conformación del “ser” nacional. Las ideas (en cierto modo coincidentes), que Unamuno sostenía por entonces sobre la “intrahistoria” y la religión les interesaban vivamente  y resultaban iluminadoras para quienes, como lectores Del sentimiento trágico, se sentían contrariados por la nulidad metafísica del materialismo y en particular por la gravedad de la crisis que se había abierto entre el progreso material y la miseria espiritual de la Europa contemporánea. La Primera Guerra Mundial estaba a la vuelta de la esquina. Como recordaría años después en Miguel de Unamuno y la civilización moderna (1925), las apasionadas conversaciones que mantuvieron durante aquel viaje recorriendo los valles hurdanos dejaron en el filósofo francés una impresión inolvidable.

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