Las Hurdes Centro de Documentación

 

 Personalidades

Vega Rubio, Luís Antonio de (Bilbao 1900 – Madrid 1977). Maestro, periodista y escritor, destacó además como arabista y gastrónomo. Inició su carrera literaria muy joven aún. Cuando en octubre de 1920, La Correspondencia de España le publicó un relato corto, La princesita Bibi Harihara, premiado por la Pictorial Review de Nueva York; toda una declaración de su gusto por la literatura exotista. De ambiente bien distinto son sus dos libros posteriores, El retorno de Euria Massard (1921), y su continuación, La tragedia de Las Hurdes (1922), que le publicó la ultramontana Biblioteca Patria. Algún tiempo después colaboró con la revista Letras Regionales, del mismo grupo editorial. En 1926 fue destinado a la Escuela Árabe de Larache y en 1934 a la de Tetuán y fue en aquellas ciudades y en otras del Protectorado español de Marruecos, como Chauen o Alcazarquivir, donde situó su particular universo literario y se dio a conocer, con novelas como L’Busbir (1931), como uno de los exponentes más representativos del ideario acrítico y aventurero de nuestra literatura colonial. Así lo retrató César González Ruano, amigo de su juventud, en una de aquellas Siluetas de Café que publicaba por entonces en Heraldo de Madrid. Como “africanista” (también en un sentido castrense), tomó partido por Franco al estallar la Guerra Civil y hasta su fallecimiento en Madrid fue autor de una obra extensa y ya prácticamente olvidada. Cuando en 1922 publicó La tragedia de las Hurdes tuvo la audacia de ser el primero en mucho tiempo que volvía a hacer de la comarca el escenario de una obra de ficción; y no hay duda de que para preparar su novela viajó a la zona, no sólo por los detalles que proporciona, sino porque en julio de aquel año El Progreso le publicó un relato, La bilbaína de Nuñomoral, fechado allí precisamente. Aunque en su libro (una forzada alegoría de la caridad), la “trágica” descripción de los paisajes y semblantes hurdanos se ofrece retorcida hasta límites extremos. Con la intención quizás, de avivar el “remordimiento inquebrantable” que debían provocar “en la nación entera”, el abandono incomprensible y la miseria del lugar. No era otra la disposición que había dejado en buena parte de la opinión pública española el viaje que aquel año había hecho a las Hurdes el rey Alfonso XIII.

 

 

Más información en la red: Antonio M. Carrasco

http://novela-colonial-hispanoafricana.blogspot.com.es/2016/08/las-novelas-del-marruecos-imaginado.html

y César Estormes

http://memoriasclubdeportivodebilbao.blogspot.com.es/2015/03/sobre-el-enmorecido-vizcaino-luis.html

 

 

 

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